Capitulo 32

-Mira, la luna se esta poniendo.-Mencionó, seguí su mirada y quede impresionada por la belleza del astro. Era enorme y blanca, era, preciosa... Nunca habia visto una luna asi en mi vida, además de estar acompañada por millones de puntitos luminosos.

No tengo ni la menor idea de porque aquel paisaje me era tan familiar y tan hermoso, se parecía los dibujitos de mi libro.

"Lo que hace hermosas a las estrellas es saber que hay un niño sonriendo en alguna de ellas"

Cité.

Después me pregunté que estaría haciendo mi familia en este momento, de verás que los extraño estoy segura que no se han de imaginar todo lo que he estado haciendo desde que desaparecí.

Para ellos sería incomprensible el porque de mi huida y ahora que me lo planteaba mejor, ¿Qué les iba a decir? ¿Qué me habian secuestrado? Una nueva preocupación me estaba atormentando.

-Tranquila, Tania.-Escuchamos detrás de nosotros para encontrarnos con Yammael.

-vaya nos asustaste.-Le dije poniendome una mano en el pecho.

-Han llegado muy lejos.-Dijo.

-Si, pero ahora tenemos a la policia detrás de nosotros.-Exclamó Michael.

-Tan solo tienes que tranquilizarte y la respuesta les llegará.

-¿La respuesta?.-Dije dudosa.

-Si, pronto la veran.-De repente el desapareció de nuevo ambos nos quedamos con el "..espera" en la boca, Yammael siempre es así desde que tengo memoria.

Suspiré, y me llamó la atención que en cuanto nos asomamos por el arbusto ya todo estaba oscuro.

-Aqui anochece muy rapido.-Le dije a MIchael.

-Si, es normal.

-Michael...

-Dime

-¿Lo lograremos?

El pareció bajar la mirada preocupado.

-No lo se. Tan solo nos queda confiar en Dios.-Suspiré tratando de recobrar valor.

-Creo que ya va siendo hora de que salgamos a desenterrar la cápsula.-Me dijo mientras me pasaba una pala, la miré tenia un soporte de madera y un mango de fierro al igual que la pala.

-Y después de todo... ¿no recordaste donde enterraste la cápsula? ¿cierto?

El dio un respingo, tan solo volví a suspirar.

-Hay que encomendarnos a Dios.-Pronuncié, el me miró sonriente.

Ambos bajamos por la pequeña colina y con un simple levantamiento de piernas cruzamos la cerca de madera.

Ambos nos detuvimos contemplando el verde pasto que se movía con una fresca brisa nocturna.

-Mira, que hermosa es la luna.-volvió a decir.

-Si, el ambiente esta, bañado en luz de luna.

Sonreí eché una última vista al cielo y me tomé de la mano de el.

-Vamos.-Susurró mientras caminabamos sin dejar de mirarnos.

De repente en aquel momento, el ambiente se volvió extraño sentí como si mis piernas se movieran solas y recuerdo que mi mente ya habia dado la orden de detenerme pero seguí caminando, pude ver el asombro en los ojos de Michael parecía como si fueramos un par de titeres, nos detuvimos en medio...

Nos tomamos de ambas manos.

-¿Qué sucede?.-Pregunté.

-No tengo idea, no puedo controlar mis piernas...

De repente nos pusimos de rodillas en el césped, cerré mis ojos y comenzé a recitar palabras incomprensibles para mi, era como estar poseído.

Recuerdo sentir la mano de Michael que se volvió fría.

Pasamos unos 30 minutos sentados ahi, de repente una voz en mi cabeza sono como un rayo.

-Allí esta... Ahí tienen su respuesta... Tania.... Michael... Abran sus ojos.

Como de instinto abrí mis ojos para encontrarme con la mirada de Michael. Una tranquilidad me invadió.

-Es aqui.-Susurró el.

-Asi es.-Añadí, ambos dirigimos nuestra mirada a el centro de nosotros. La luna parecía que se habia hecho chiquita era como una pequeña linea de luz, como una linterna apuntando en un punto en medio del pasto.

Nos levantamos.

-Vaya... eso se sintio raro, tengo todo entumido mi cuerpo.-Dije moviendo mis hombros.

-Yo igual... ¿Qué habrá sido eso?.-Preguntó.

-Ni idea...

De repente Yammael apareció a lado de nosotros.

-Corran, rapido.-Lo miramos sin comprender pero desapareció y de repente vimos dos Jeeps volando y llegando a nuestro lado.

Vi a un policia con un arma en la mano.

-¡Alto ahi!