miércoles, 31 de marzo de 2010

Capitulo 8




Esta aventura aún no comenzaba del todo y ya me estaba preocupando, aún no teníamos claro como sería el traslado a Neverland, por el hecho de que yo no poseía pasaporte y mucho menos el dinero que requería el viaje o los viajes que tendríamos que realizar para llegar hasta Santa Bárbara.


Aún con aquello en mi mente no me iba a rehusar a ofrecer mi ayuda a Michael, siempre quise poder en algún momento brindarle mi ayuda estando el vivo, siempre soñaba con poder decirle todo lo que sentía por él...


Pero nunca falta que en este tipo de situaciones exista la timidez, yo soy una chica muy tímida, a mis 15 años, no tengo novio, no es algo que me afecte o que me haga sentir triste, pero siempre que me gustaba alguien jamás se lo decía y cuando sentía que ya era momento, sucedía algo: el se iba, o yo me iba, cualquiera de las dos, con cada tristeza que sentía en aquel momento me hacia más fuerte, pero cuando el amor tocaba a la puerta, parecía que todo lo que habia hecho se habia ido al traste y tenía miedo de nuevo, pero, algo que nunca me agrado de enamorarse fue que siempre me enamoraba por su físico y en su interior, eran muy diferentes a mí, por el hecho de que me recordaban a mis compañeros de clases, siento que mi forma de ver el mundo, o esta muy lejos o muy adelantado a la forma de ellos, y ya no era nada sorprendente que más de uno me dijera: "Eres rara"


En cierto punto creí que jamás encontraría, no a una pareja, sino a alguien con quien me identificara, pensé que personas que se parezca a mi no existian en este mundo, he ahi donde apareció Michael, su forma de pensar de verdad que era pura, y muy pocas personas se daban cuenta de eso, su ser era lo que más me atrae el es especial, personas como el es de lo que ya no hay y hace falta en este mundo, por todo esto es por el porque estoy dispuesta a dar la vida por el y ente caso deseo ayudarlo hasta el final.


Recuerdo que siempre soñaba que ambos siendo niños nos conocíamos en su vecindario, pero a pesar de ser pequeños yo sabía todo lo que le iba a pasar, y me dolía el hecho de que yo estando en 1967 (ambos con 8 años) lo veía jugar, y contemplar su sonrisa que en unas decadas ya no vería.


Me estremecí con la fría lágrima en mi mejilla, mi cuerpo estaba entumido, esa asiento de veras que era incomodo. Me abrazé a mi misma tratando de darme calor.


-¿Tienes frio?.-Dijo Michael, asentí con la cabeza.


El autobus en el que viajabamos estaba en penumbras y sumergido en un silencio rotundo, aún peor era el hecho de que viajaba en un asiento individual mientras mi hermano y mi madre dormían en los asientos compartidos a lado del mio.


Cerré mis ojos tratando de conciliar el sueño cuando sentía un escalofrio en mi espina dorsal.


En eso Michael me tomó en brazos acurrucandome en su pecho, acto que me sorprendió.
-Aún falta camino, duerme.-Susurró cerca de mi oido, y como si fuesen las palabras mágicas, el sueño me invadio y cerré mis ojos, mientras observaba como el angel me tapaba con una ala que me proporcionaba calor, acaricie sus plumas blancas y suaves, y lentamente caí en un sueño profundo.


-¿¡Como que no recuerdas donde lo enterraste?!


-Bueno, fue hace años y pues...


Un torbellino de imagenes vinieron a mi mente...


-¡EN EL JARDÍN!


-Eh?


-¡En el JARDIN!


OoOoOoOoOoOo


La luz me despertó, mi madre se encontraba bajando las mochilas que guardamos en los compartimientos de arriba.


-Ya es hora de irnos.-Dijo, me sobé la cabeza, de nuevo ese sueño. Estire mis brazos y bosteze casi como lo suelen hacer los gatos, esuché un pequeña risita, en los asientos donde se encontraba mi madre y mi hermano, estaba sentado Michael mirando con una mano apoyada en su mentón. Me sonrojé.


-Anoche dormiste como un bebé.


Tan solo atiné a sonreír...YUPI!!! Claro que dormí con un bebé, dormi en tus brazos cubierta por tu blancas alas. =)


Bajamos del autobus, mi mamá me dio a cargar una mochila y una maleta, mientras caminaba de mi brazo cayó un tirante de la pequeña mochila rosa. El angel me hizo favor de acomodarlo.


-Gracias.


-De nada


-¿A quien le dices gracias?.-Preguntó mi mamá que me observaba.


-Eh...nada, hablaba sola jejejeje.


Apartó la mirada mientras soltaba una bocanada de aire aliviada.


-Oye, ahora que lo pienso, si eres un espiritu ¿Cómo es que puedes tocar las cosas físicas?


El también pareció hacerse la misma pregunta así mismo.


-Ni idea


Bufé.


Al final llamamos a un taxi y llegamos a casa de mi tía martha una casa pequeña pero realmente muy hermosa, tenía una cerca verde oscuro, el jardín no era muy extenso cubierto de pasto, habia montones de figurillas, ranitas, angelitos, que decoraban dejando un ambiente de paz, el camino hacia la puerta era de ceramica roja, a la puerta nos esperaba Coco, un joven Basset Hound que toda la vida a sido un revoltoso.


-¡no, coco no lamas eso!.-Dijo mi mamá entrando a la casa, mientras mi tía marthe una mujer de 50 decadas, de piel blanca, regordeta y muy bonachona. Michael veía maravillado la estancia mientras observaba al inquieto Coco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario