Ya habían pasado dos días desde nuestra llegada a Querétaro, el angel siempre me preguntaba sobre cada cosa que veía, le era fascinante ver como una mariposa revoloteaba sobre una flor, y además siempre preguntaba sobre mi familia...
-¿Quién es el?.-Dijo señalando a uno de mis primos.
-Es Emmanuel, hijo de mi tío Manuel y mi tía politica Adriana.-Era un chico de 21 años alto, delgado, de cabello castaño y ojos penetrantes, era muy atractivo por lo que decian las chicas que lo veían.
-El es hermano mayor de Aimeé.-Dije mientras volteaba ver a la mencionada, una chica un poco más alta que yo, delgada, de cabello ondulado castaño, usaba lentes y tenía 16 años.
-A ver, muestrame a tu familia.-Dijo el sonriente, le correspondí y comenzamos.
-Bueno empezaré por mis tíos.-Le respondí, estabamos en una reunión familiar en el patio de mi tía Martha mientras preparaban una rica carne asada, estando toda la familia reunida.
-Mira, la dueña de esta casa es la primogenita de la familia, Martha, ella se casó con Antonio Cortina - un señor muy alto, ya calvo y de barba mayormente blanca - y tuvieron a mis primos Juan y Antonio, Juan es aquel regordete de cabello negro y lentes, y Antonio es aquel grandote fortachon de cabello castaño, ambos ya tienen 40 y tantos años, Juan ya se casó y tiene una niña Valeria, la bebé, ella ya es de la tercera generación y....
Y así me pasé lo que para mi fueron horas hablandole de cada miembro de mi familia, cada anécdota que recordaba y cada momento que tuve con ellos. El se mantenia en silencio interesado a cada palabra que salía de mis labios.
-..y por último estoy yo...soy la última que nació.
-Osea que eres la más pequeña y Valeria es de la tercera generación.
-Exacto.-Exclamé.
Me levanté ya cansada de tanto tiempo estar sentada, me estiré alzando los brazos lo más alto que podía. Me iba a encaminar hacia la carne que habia en la mesa cuando escuché un grito...
-¡NENA!
Y por supuesto que lo reconocía, la pequeña de la que tanto le hablé a Michael estaba justo bajando del auto, en brazos de su madre, Sandra. Me saludó con su manita y le correspondí con una sonrisa. Sandra la puso en el suelo e instantaneamente corrió hacia mi.
-¡Hola Valeria! ¡Que bonita niña!.-Exclamé abrazandola, estampandole un beso en la mejilla mientras ella se reía.
El angel se acercó.
-¿Es ella?.-Preguntó. Tan solo asentí con la cabeza.
-Es una niña divina.-Dijo sonriente poniendo en cunclillas cerca de nosotras.
-Nena.-Dijo la bebé agarrandome de la mano para que la siguiera.
-¿A donde vamos?.-Dije, pero tan solo se giró y se colocó el dedo índice sobre la boca en indicación de silencio, me dio risa al igual que al angel y la seguimos.
Mi tía poseía un pino alto, alto, habia un pequeño caminito de piedras blancas y escondidas entre los arbustos, la pequeña me dijo.
-¡Hay e juga a yas econdidas!.-Trató de pronunciar.
-Muy bien - respondí - ¿Quien va a contar?.-Le pregunté era obvio que tendría que ser yo, después de todo Valeria no sabía aún contar.
-¡Tu amigo!.-Exclamó.
-¿Eh?.-Dije desconcertada, valeria que me miraba a los ojos dirigió su mirada hacia un lado, viendo a otra cosa fijamente, de repente sentí un nerviosismo correrme desde los pies hasta la cabeza. Me giré lentamente y detrás mio...esta el angel.
Me quede sin habla, después de un rato, pude articular una palabra
-¿P-puedes verlo?
Valeria tan solo se río, tocó a Michael en la pierna y dijo.
-¡Tu cuentas!.-Dijo ella echando a correr.
Me habia convertido en una estua de hielo en ese momento
-E-ella te puede ver.-Tartamudeé.
-Es normal.
-¿Lo es?.-Dije asombrada.
-Es una niña, ¿Nunca viste esa pelicula "Pequeños genios" creo?
Asentí rapidamente con la cabeza, tan solo me miró con una sonrisa de lado. Aparte la vista viendo hacia el cielo.
-Ella...aún no cruza "la linea".-Respondí.
-No.-Contestó dulcemente casi como un ronroneo.
Suspiré ya calmada. Lo miré y le sonreí.
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